Peor que la desaceleración: crecimiento basado en no transables
En los últimos días el Ministerio de Economía ha puesto mucha
energía en seguir negando la desaceleración[1].
Para justificar que el menor crecimiento no es desaceleración, sus funcionarios
han usado el siguiente un argumento: son solo los sectores afectados por la demanda
externa los que no crecen (donde incluyen también a las manufacturas no
tradicionales), mientras que los sectores que crecen son aquellos relacionados
al mercado interno[2].
A los sectores que crecen, el gobierno los llama “generadores de
empleo”, pero en general, los economistas, los denominamos “sector no
transable”. Una definición de los sectores no transables dice que son aquellos
que producen bienes y servicios que solo pueden consumirse en la economía en
que se producen; en otras palabras: no pueden importarse ni exportarse.
Este concepto parece obvio, pero tiene por detrás varias implicaciones
importantes para un país: la primera de ellas es que su presencia afecta a
todas las demás características de la economía, desde la determinación de los
precios hasta la propia estructura de la producción. Es decir que si vamos a
centrar el crecimiento de la economía en estos sectores, estamos asumiendo
también los contras que vienen con ellas.
Uno de los principales problemas para el caso boliviano, por
ejemplo, es que estos sectores están altamente relacionados a la informalidad y
en consecuencia a la baja calidad del empleo. La agricultura, el comercio, la
construcción y el transporte en general son sectores que emplean mano de obra
poco calificada, cuyos ingresos son muy fluctuantes y con casi ningún beneficio
social de largo plazo. Por otro lado, el empleo en el sector estatal varia en
función de los recursos que capta por rentas e impuestos, por lo que su aporte
es variable; mientras que en el caso del sector financiero, aunque ofrece un
empleo formal, este representa una parte muy pequeña del total en Bolivia.
En este sentido, tratar de fundamentar el patrón de crecimiento
basado en este tipo de sectores puede generar cifras macroeconómicas positivas,
pero a un altísimo costo social. Peor aun: a mediano y largo plazo no es
sostenible. Es hora de salir del espejismo macroeconómico.
El segundo problema relacionado a este imaginario ministerial (me
refiero al del crecimiento basado en los no transables) es que sin
posibilidades de importaciones o exportaciones netas, cuando los recursos
provenientes de los sectores vinculados a la demanda internacional caen, la
oferta y la demanda de los bienes y servicios no transables tiende
inevitablemente a equilibrarse. En otras palabras, si el desempeño de las
manufacturas no tradicionales, gas y minerales cae, los recursos que alimentan
la dinámica del mercado interno también caerán.
No existe tal cosa como la disociación entre el mercado interno y
la demanda internacional y si bien el ajuste, por ahora, se está realizando de
manera más lenta que en otras etapas de la historia boliviana, negar que
estamos en ese proceso solo lo acentúa.
En tercer lugar, sin la posibilidad de intercambio internacional, los
precios de los bienes y servicios no transables suelen desacoplarse de los
precios externos. Aunque esto no es necesariamente malo durante un tiempo,
generalmente termina por llevar a problemas serios, ya que normalmente introduce
distorsiones serias en el sistema de precios. Esto nos lleva a señalar que es
correcta la preocupación de los economistas del ministerio por lograr un
mercado interno sólido, pero es incompleta.
Bolivia es una economía sumamente abierta, por lo que una buena combinación
de factores de producción internos y externos es una de la condiciones básicas
para mejorar el bienestar, la competitividad y la capacidad económica en el
largo plazo.
Finalmente, a mayor importancia de los sectores no transables en
una economía más difícil es el proceso de ajuste en momentos de inflexión
económica. Los motivos son varios: la baja calidad en el empleo, atomización
del aparato productivo, mayor dependencia de las rentas, escaso capital humano
y menor grado de innovación entre muchos otros factores, que se combinan con
algo muy importante: instituciones débiles y mal pensadas. La negación de
factores que hacen al desarrollo social sostenible es un signo de debilidad.
Artículo publicado en Los Tiempos
Artículo publicado en Los Tiempos
[1] Al respecto, escribí este post http://economiabolivia.blogspot.com/2017/08/claro-que-estamos-en-desaceleracion.html
[2] Esta afirmación se encuentra en la siguiente
publicación del MEFP http://medios.economiayfinanzas.gob.bo/MH/documentos/2017/La_economi%CC%81a_boliviana_no_esta%CC%81_en_desaceleracio%CC%81n.pdf
La crisis a inevitable el Gobierno en ves de seguir negando la realidad económica debe estar trabajando en cómo disminuir el efecto de la crisis
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