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Mostrando entradas de julio, 2011

El gasolinazo, un dilema entre el corto y el largo plazo

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Desde el acto fallido de 2010 la palabra “gasolinazo” encuentra de tanto en tanto un espacio en nuestra vida cotidiana. Evidentemente el problema no es menor, quitar el subsidio a la gasolina implica inevitablemente un incremento en la gran mayoría de los precios de nuestra (pobre) economía, mantenerlo implica seguir agrandando el hueco fiscal del que nos enteramos recientemente y en el medio están los cálculos políticos y la estabilidad social. Pero también hay otro problema, uno de bienestar intertemporal. Me explico, en el corto plazo los efectos de un gasolinazo son bastante simples de preveer: si los precios en una economía suben las cosas en casa se ponen peor, simplemente porque los hogares más pobres gastan básicamente en tres cosas: alimentos, transporte y educación. Y si bien todos los gastos de un hogar se hacen mes a mes, los beneficios de uno u otro difieren en el tiempo: poner comida en el plato de nuestros hijos todos los días tiene un impacto directo y fácil de

Generando riqueza sin posesiones

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En nuestro país no referimos a una persona que tiene dinero como aquella que “es de tener”. Esta simple frase, tan familiar y explicativa, tiene detrás de sí un concepto muy arraigado en la psicología colectiva: la riqueza se genera por la posesión y no por el uso de activos. Una prueba de esto es que si yo le pregunto a usted cual es la forma de financiar cualquier emprendimiento, con muchas probabilidades usted me responderá que es a través del crédito. Esto implica que estamos suponiendo que yo debo poseer los medios de producción para poder generar riqueza. En otras palabras, significa que suponemos que solo es el capitalista el que puede generar riqueza (ya sea que yo sea dueño del capital hoy o dentro de cinco, diez o cualesquiera sean los años en los que yo termine de pagar mi crédito). Pues bien estimado lector, no necesariamente. Aquí un ejemplo: el leasing, o lo que a nosotros los economistas nos gusta decirle, el arrendamiento financiero, que no es otra cosa que alquil

Los (falsos) supuestos y la política económica del Gobierno.

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Hace ya un par de semanas de la promulgación de la ley de promoción del sector productivo. En líneas generales es una ley que otorga una serie de facilidades a los pequeños y medianos agricultores, facilitando el acceso al crédito, a un sistema de seguros y otorgando facilidades para la importación y mecanización del agro. A lo largo de cada uno de los puntos que se van tocando en la ley y desde una perspectiva técnica, es posible encontrar “pros y contras” que están relacionados a la sostenibilidad financiera del seguro, al excesivo enfoque en los pequeños productores e incluso a la romántica idea de fundamentar la provisión de alimentos en un tipo de economía (la economía comunitaria) que más que una realidad   es una construcción idealizada del comportamiento económico de ciertos electores. Sin embargo mi objetivo en esta ocasión es tocar otro punto: la falta de fundamento estadístico que está detrás de la ley (y varias otras). Me explico con algunos datos, la encuesta MECOVI [1]