El gasolinazo, un dilema entre el corto y el largo plazo
Desde el acto fallido de 2010 la palabra “gasolinazo” encuentra de tanto en tanto un espacio en nuestra vida cotidiana. Evidentemente el problema no es menor, quitar el subsidio a la gasolina implica inevitablemente un incremento en la gran mayoría de los precios de nuestra (pobre) economía, mantenerlo implica seguir agrandando el hueco fiscal del que nos enteramos recientemente y en el medio están los cálculos políticos y la estabilidad social. Pero también hay otro problema, uno de bienestar intertemporal. Me explico, en el corto plazo los efectos de un gasolinazo son bastante simples de preveer: si los precios en una economía suben las cosas en casa se ponen peor, simplemente porque los hogares más pobres gastan básicamente en tres cosas: alimentos, transporte y educación. Y si bien todos los gastos de un hogar se hacen mes a mes, los beneficios de uno u otro difieren en el tiempo: poner comida en el plato de nuestros hijos todos los días tiene un impacto directo y fácil de