Generando riqueza sin posesiones


En nuestro país no referimos a una persona que tiene dinero como aquella que “es de tener”. Esta simple frase, tan familiar y explicativa, tiene detrás de sí un concepto muy arraigado en la psicología colectiva: la riqueza se genera por la posesión y no por el uso de activos.
Una prueba de esto es que si yo le pregunto a usted cual es la forma de financiar cualquier emprendimiento, con muchas probabilidades usted me responderá que es a través del crédito. Esto implica que estamos suponiendo que yo debo poseer los medios de producción para poder generar riqueza. En otras palabras, significa que suponemos que solo es el capitalista el que puede generar riqueza (ya sea que yo sea dueño del capital hoy o dentro de cinco, diez o cualesquiera sean los años en los que yo termine de pagar mi crédito).
Pues bien estimado lector, no necesariamente. Aquí un ejemplo: el leasing, o lo que a nosotros los economistas nos gusta decirle, el arrendamiento financiero, que no es otra cosa que alquilar algo por un determinado tiempo con la posibilidad de comprarlo o no al final del periodo de alquiler. Piense en esto un segundo: si usted es dueño de una empresa que produce clavos y para producirlos requiere una máquina que durara 20 o más años, es decir que no se depreciara mucho con el tiempo, la opción de comprarla, aun endeudándose y pagando intereses, no es mala (claro, dependiendo de la tasa de interés).
Pero si usted está en un rubro donde utiliza computadoras, que se deprecian rápidamente, ser dueño de las maquinas no es tan buen negocio, básicamente porque en los dos casos (haciendo clavos o usando las computadoras) los beneficios que produce serán para usted, pero en el segundo caso la depreciación, que es alta, no la asume usted (este ejemplo no es casualidad, el Banco Mundial en sus oficinas en Washington no posee ninguna de las computadoras que utiliza, hace leasing!).
Otro ejemplo de instrumento financiero: factoring, que es una figura por la cual usted, digamos un exportador relativamente pequeño con no mucho tiempo en el mercado y por lo tanto no muy buen cliente para el banco, ha logrado venderle a una gran empresa, muy conocida y respetada, una gran cantidad de productos. Evidentemente por el tiempo y los trámites que llevan exportar y cobrar la factura, usted está en problemas de financiamiento de corto plazo. Aquí enfrenta usted un dilema, no tiene dinero para seguir produciendo, pero en sus libros usted tiene un excelente negocio.
Una solución es utilizar el prestigio crediticio de su cliente y no el suyo. Es decir, que usted puede tomar las facturas que posee de esta empresa y “venderlas” a un fondo financiero que se ocupa de hacer factoring, en otras palabras, lo que usted está haciendo no es solamente obtener un crédito contra sus cobros futuros, lo que está haciendo es decirle a este fondo que en realidad no debe confiar en usted, debe confiar en esa gran y conocida empresa a la que usted le vendió. Los beneficios de este instrumento no solo son dinero rápido, sino que también, al ser usted un pequeño exportador, lo liberan de costos de seguimiento, comunicación y contabilidad, ya que usted solo tiene que lidiar con un cliente: aquel que le compra sus facturas.
Para finalizar una sorpresa, los dos ejemplos de financiamiento existen en Bolivia, sin embargo no son muy utilizados, básicamente por los motivos que expuse al principio, esa cuestión cuasi-cultural que nos lleva a pensar que la riqueza la genera el dueño de los medios de producción, incluido el gobierno (y no solo este). Por lo tanto la pregunta es qué podemos hacer? Aquí hay dos caminos, empezar un largo proceso de educación que rinda frutos muy probablemente en la próxima generación, o, dar señales desde determinados sectores (el gobierno y los empresarios por ejemplo) capaces de mostrar que la riqueza no solo la pueden generan aquellos que “son de tener”.
Articulo publicado en Página Siete

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