Precios diferenciados: una muy mala idea.


Durante los últimos días nos hemos enterado sobre el nuevo sistema de control de venta de hidrocarburos que la ANH quiere implementar. Obviamente, dada la sensibilidad de la población ante el precio de la gasolina no se ha demorado en relacionar este mecanismo con un futuro intento de reajustar el precio de los hidrocarburos.
Y es que si uno decidiera hacer especulaciones sobre el tema, resulta más o menos lógico suponer que con el sistema de seguimiento (que ya de por si es un empadronamiento del parque automotor) junto con el empadronamiento del transporte público que planea llevarse adelante, se están sentando las bases para un sistema de precios diferenciados. Obviamente, mientras no se anuncie oficialmente, esta es una mera especulación, pero nos da una buena oportunidad para explicar por qué los subsidios diferenciados son una muy mala idea cuando se trata de beneficiar a los más pobres, aun cuando en principio parezca lo contrario.
En el caso específico de la gasolina, a priori se puede pensar que es una muy buena idea que los que tienen autos “de lujo” paguen más que quien está obligado a usar el transporte público. Sin embargo hay que tener en cuenta que el subsidio no iría directamente a las familias más pobres, sino que sería “canalizado” a través de otro precio, que en este caso es el precio del transporte público y por lo tanto administrado por un sector corporativo que no es otro que los sindicatos de transportistas.
Aun suponiendo que la capacidad regulatoria del gobierno sea bastante eficiente, enfrentamos dos posibles situaciones: la primera de ellas, es aquella en la que el precio del transporte público (con gasolina subsidiada), ya sea por presiones corporativistas, por un mal cálculo o por cualquier otra razón, es más alto del que debería ser. Esto plantea una situación más injusta que la que se quería evitar, pues ahora el Estado subsidia una actividad que obtiene beneficios extraordinarios a costa del Estado. En este caso se pasa de un subsidio que se daba a toda la población a uno que beneficia casi exclusivamente a un grupo de la sociedad: aquellos sindicatos que reciben la gasolina barata (lo que plantea una serie de problemas adicionales).
Una segunda posibilidad es que el precio establecido este por debajo del precio correcto. Esta situación llevará a los dueños de las unidades de transporte público a dejar de invertir o simplemente salirse del mercado, al fin y al cabo ellos también tienen familias que mantener. Obviamente el resultado de esta situación es bastante simple de prever: escases y mal servicio.
No obstante, alguien podría decir que aun cuando se dé alguno de estos casos, el objetivo de que los ricos paguen lo que “deben” pagar se cumple. Pues sí y no, ya que el hecho de enfrentar menos restricciones monetarias se refleja también en el mayor conjunto de opciones que se tiene. En otras palabras, aquellas familias que antes usaban dos vagonetas V8 para ir a dejar a los chicos en el colegio, ir al trabajo o simplemente para pasear, ahora podrán optar por cambiar sus autos por unos más pequeños o finalmente por usar taxis, que son más cómodos que el transporte masivo, pero que, de una u otra forma, son subsidiados!. Al final, las familias más ricas, si compensan más o menos bien las cuentas, pueden seguir manteniendo mejores niveles de bienestar gastando más o menos lo mismo que antes de los precios diferenciados, mientras que las familias pobres, que quieran dar el salto en su calidad de vida, encontraran que las diferencias ahora son mucho más grandes.
En este contexto está claro que el subsidio a la gasolina es un problema urgente, que más allá del aspecto económico es también un problema social. Pero establecer precios diferenciados para solucionarlo no es otra cosa que profundizar este problema. Una solución más efectiva podría pasar por mantener un precio uniforme combinado con transferencias monetarias a las familias más pobres. Irán y Brasil son buenos ejemplos de este tipo de esquemas.
Articulo publicado en Oxigeno Bolivia
Articulo publicado en Página Siete

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