El 2015 y la milagrosa economía boliviana

Es tiempo de evaluaciones, y desde la perspectiva de este servidor, el título de este artículo es el mejor resumen posible para describir lo que ha pasado en la economía de nuestro país.
Cuando comenzamos este año ya sabíamos que los precios de las materias primas venían en bajada, no sólo los de los hidrocarburos, que empezaron su derrumbe en el segundo semestre del 2014, sino también los de los minerales y alimentos, que ya vienen cayendo desde 2013.
Sin embargo, lo que no sabíamos era la magnitud de la caída, los cuales han llegado a tocar niveles mínimos en lo que va de la década, con perspectivas aún más  desalentadoras para el 2016, dados los cambios en la política monetaria de Estados Unidos.
En el caso de los hidrocarburos, se cierra el año con valores inferiores (entre 35 y 36 dólares/barril) a los de finales de 2008 y principios de 2009, cuando el barril de petróleo, en promedio, estaba en torno a los 41 dólares, con el agravante de que en ese momento el periodo de la baja fue relativamente corto, entrando luego en una rápida recuperación, mientras que en la actualidad, la caída lleva ya más de un año, lo que marca una diferencia sustancial en la previsión de ingresos que tendrá Bolivia en los próximos meses.
Esto ha impactado de forma directa en las exportaciones, ya que hasta octubre del 2015, las mismas habían sido de algo más de 2.216 millones de dólares, lo que equivale a una reducción del 38,8% en comparación al mismo periodo del 2014.
En el caso de los minerales, la disminución de los precios durante el 2015 ha estado en torno al 27% para los casos del zinc, plomo y estaño, mientras que el oro y la plata han mostrado caídas promedio del 10%. Si se comparan los precios con los picos máximos observados en los últimos 5 años, la baja, en general, está en el orden del 50%, con la plata como principal producto afectado, cuyos precios se han contraído en más del 70% y el estaño, con una caída en el orden del 57%.
En este contexto, durante el 2015 las exportaciones de minerales, entre enero y octubre, han caído en 896 millones de dólares con respecto al mismo periodo del 2014, es decir, un 26,9% menos. En el caso de este sector, esta situación es aún más importante si tomamos en cuenta que gran parte del ingreso generado va directamente a las familias, por lo que una desaceleración de la minería implica una caída en el consumo de las mismas.
Si se toma en cuenta al resto de los sectores exportadores, la contracción de las exportaciones en los primeros 10 meses del año ha superado los 3.500 millones de dólares, con altas probabilidades de seguir agrandando la brecha con respecto a lo logrado en el 2014.
Por otro lado, las remesas de los trabajadores (otro puntal del consumo), hasta octubre, han estado en valores similares a los observados en el 2014, alcanzando los 972 millones de dólares (sólo 1,5% más que en el 2014). Esto que significa que las fuentes externas de ingreso, para sostener el consumo, poco y nada podrían compensar las fuertes caídas en otros ámbitos.
Ahora bien, si se observan los indicadores de ejecución de la inversión pública (otro de los componentes que ha impulsado la demanda interna en los últimos años), a un mes de cerrar el año, también han caído considerablemente, ya que mientras que en el 2014 el nivel de ejecución estuvo en torno al 99,7%, a noviembre del 2015 la misma ha llegado sólo a 54,5%, lo que implica que en términos nominales se han invertido 3.773 millones de dólares de los 6.178 millones presupuestados (en el 2014 el sector publico invirtió 4.507 millones).
A todo esto hay que agregarle hechos puntuales, como las devaluaciones que se observan en la región, lo que junto con la fijación cambiaria que estamos viviendo, ha fomentado las importaciones, legales y por contrabando, además de conflictos como los registrados en Potosí, que paralizaron toda un región durante un mes, lo que debería tener un impacto negativo directo sobre el crecimiento.

Sin embargo, en todo este contexto, el crecimiento del país, según las autoridades, estará por encima del 4,5%, lo que sin duda es milagroso (y muy difícil de explicar).

Artículo publicado en Los TiemposLa PrensaEl Potosí y Asuntos del Sur

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