Los fondos de las AFP's y la miopía gubernamental

Ya se ha dicho que los aportes a las AFP's no se limitarán sólo al sector agroindustrial, sino lo que sigue son más apoyos a MIPYMES de todo el resto del aparato productivo. Esto es grave, ya que quien conoce un poquito el sector productivo sabe que muchas de las asociaciones y MIPYMES que serán posibles beneficiarias de los créditos del Fondo recién creado no aportan al sistema de seguridad social de largo plazo (en otras palabras: poco y nada les interesa preservar los recursos de los aportantes).
En segundo lugar, llevamos más de 30 años creyendo que los pequeños productores son el Mentisan de la economía nacional: a ellas se les exige la creación de empleo, el desarrollo de oferta exportable, la diversificación productiva, la innovación y tantas otras cosas más; en contrapartida hemos logrado atomizar aún más a la economía, haciendo cada vez más difícil la asociatividad y el desarrollo de cadenas desverticalizadas (y por lo tanto especializadas, que es donde está la plata) que sean capaces de insertarse en los circuitos productivos del mundo.
Peor aún, cuando le preguntas a un emprendedor por qué ha iniciado su MIPYME, casi siempre terminaremos con la siguiente conclusión: porque no le quedaba de otra. Eso significa que no hay una idea de negocio o una perspectiva de largo plazo, que en general es una actividad de subsistencia hasta que aparezca una mejor opción (a veces eso implica un sueldo como funcionario público, si así de mal si consideramos las diferencias que deberían haber entre las habilidades necesarias para ser empresario y esto último), entonces, como hacedores de política pública, los economistas del Presidente (miopes que sólo hablan de crecimiento y nada entienden de desarrollo) se han apoyado en una dinámica de empleo perversa, donde la calidad del mismo es irrelevante: siempre y cuando la gente esté ocupada, al gobierno le interesa poco el desarrollo de capacidades y la creación de valor.
A esto súmenle los serios problemas en la base productiva: si inicias un negocio en textiles deberás importar casi toda tu materia prima, si lo haces en carpintería, conseguir madera es casi imposible (por cierto, por propias disposiciones de este gobierno), en el sector de alimentos, la papa, el tomate y la cebolla vienen casi siempre del Perú, y así la lista de ejemplos podría ser interminable.
Todo esto significa que no hay que apoyar a las MIPYMES? Rotundamente no, lo que significa es que hay que dejar de gastar plata en políticas atomizadoras del aparato productivo, que no hacen más que reproducir subempleo y proyectos que sólo subsisten mientras el Estado "apoya" al emprendimiento. Hay que empezar a pensar en políticas de desarrollo que ayuden a aquellas empresas que tengan posibilidades reales de crecimiento, que sean capaces de vincular a diferentes eslabones de la cadena productiva y que puedan insertarse en las cadenas mundiales de producción: en pocas palabras, hay que ser más inteligentes y responsables (o menos populistas) con la plata pública.
También hay que facilitar el crecimiento de las empresas y dejar de incentivar la generación de burocracia en torno a los pocos emprendimientos exitosos, que ven como los impuestos, multas y demás cargas que se les cobran van a cosas tan importantes y necesarias (nótese el sarcasmo) como helicópteros y aviones presidenciales, nuevos palacios, museos sobre el jefe y demás urgencias estatales.
Aquí un detalle: la plata de las AFP no es pública, es el ahorro para la jubilación de los trabajadores (claro, la pequeña parte que aporta, la que carga todo el peso de los abusos estatales), que hoy por hoy es administrado por el sector público, bajo una ley que no tiene un estudio actuarial (al menos conocido) que nos diga, por ejemplo, según la estructura de edad de la población, cuál es la rentabilidad mínima necesaria para cubrir las jubilaciones que se vienen, cuantas personas se jubilarán en los próximos años, etc.
Dicho todo eso, lo que queda claro: el recién creado Fondo (al igual que lo que ha pasado con los préstamos del BCB al Gobierno Central) no es para fomentar el desarrollo del aparato productivo, es una herramienta más para seguir sosteniendo un modelo económico sin ningún otro fundamento que no sea una "alta" tasa de crecimiento basada en la liquidez para el gasto, público y privado, sin generar riqueza o valor.

Para finalizar: dos países eran los "campeones del crecimiento" antes que Bolivia, Argentina y Venezuela, bajo políticas económicas basadas en gasto e inversión pública. Hoy por hoy, cuando la bonanza ha pasado, Argentina empieza a hacer un ajuste socialmente costoso, mientras que Venezuela se niega a hacerlo y somete a su gente a una precariedad sin precedentes. Ojalá las autoridades del área económica en Bolivia sean consientes de que no todo es política.
Articulo publicado en Página Siete

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